BALLENA JOROBADA


También llamada ballena xibarte, es la ballena mejor conocida de todas las existentes. Pertenece al grupo de los Misticetos o ballenas con barbas (placas córneas situadas en hilera en la mandíbula superior). Su distribución comprende los océanos de todo el mundo y antes era frecuente verla en las costas europeas del Atlántico, pero fue muy cazada y en la actualidad son muy pocas las observaciones realizadas de este cetáceo. La ballena jorobada realiza migraciones entre las aguas polares y las subtropicales; en las primeras es donde se alimenta en invierno, mientras que en las segundas es donde da a luz a su única cría, denominada ballenato. Es de cuerpo robusto, que puede alcanzar una longitud de 15 m en estado adulto. El dorso es arqueado o jorobado (de ahí recibe su nombre), las aletas pectorales son largas y delgadas, y la aleta caudal es maciza. El color de la piel es blanco y negro combinados de forma muy variable en los distintos individuos. La cabeza está festoneada de protuberancias cutáneas. Es habitual que estas ballenas eleven la aleta caudal justo antes de sumergirse y, gracias a esto, los científicos han podido identificar de forma individual a muchas ballenas, pues es normal que la aleta caudal presente marcas o muescas características de cada individuo. La ballena jorobada tiene una aleta dorsal situada en el tercio posterior del dorso. Las ballenas jorobadas se alimentan de invertebrados y de peces; se abalanzan sobre grandes concentraciones de sus presas abriendo la boca e introduciendo toneladas de agua junto con ellas. Más tarde, la ballena empuja con la lengua el agua para dirigirla con fuerza hacia las barbas (en número de 300), que actúan a modo de criba reteniendo el alimento y expulsando el agua. En este proceso la boca y la garganta se expanden muchísimo; esta expansión tiene lugar gracias a los pliegues que están situados en la garganta en forma de acordeón, y que llegan hasta el ombligo del animal, situado en la zona media del cuerpo. Estas ballenas suelen alimentarse en grupos de hasta 22 individuos; la técnica consiste en formar una nube de burbujas rodeando al grupo de presas, acorralándolas con la ayuda de las aletas pectorales y de la aleta caudal. Las ballenas jorobadas viven en aguas poco profundas y suelen saltar en el aire, por encima del agua, quedando visible todo su cuerpo. Los saltos ocurren en cualquier época del año, pero son más frecuentes en invierno, durante la época de la reproducción, y en las zonas donde las hembras paren a sus ballenatos. Las ballenas jorobadas tienen diversas estrategias reproductivas. Una de ellas consiste en que varios machos emiten sonidos musicales, complejos y de duración prolongada (‘canto’ de la ballena), con objeto de atraer a una hembra en celo. En otros casos el macho acompaña a una hembra, la cual suele estar junto a su ballenato, durante horas e incluso días, compitiendo y alejando a cualquier otro macho que intente acercarse. Una tercera estrategia consiste en entablar combates entre varios machos, en los que llegan a golpearse, por conseguir a una o a varias hembras. El periodo de gestación de la hembra dura entre 11 y 12 meses, tras los cuales nace una única cría, que permanecerá bajo los cuidados de la madre durante un tiempo menor a un año. Las poblaciones de ballenas jorobadas empezaron a disminuir en las primeras décadas del siglo XX, cuando la caza de ballenas tomó a esta especie como objetivo principal tras haber diezmado a otras especies a finales del siglo XIX. Parece ser que el número de estas ballenas ha aumentado desde su protección en 1944. Pese a ello su captura se ha seguido realizando y no ha sido hasta 1986, cuando la Comisión Ballenera Internacional (máxima autoridad en la regulación de la caza de cetáceos), consiguió una moratoria de caza de cinco años, que se renovó en 1991 para otros cinco años más, y que supuso una protección más definitiva de las ballenas, incluida la jorobada.

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